Partiendo de los particulares casos de La Serenísima, en los que Actimel y Vidacol se venden como medicinas, investigamos cómo cambia el discurso persuasivo hoy en día, para lograr vender un producto.
Nos focalizamos en casos de alimentos que garantizan una mejoría de salud.
Nos focalizamos en casos de alimentos que garantizan una mejoría de salud.
Como citamos en el trabajo, para Richard Perloff, “la persuasión es una actividad o proceso según el cual un emisor intenta inducir un cambio de actitud, opinión o comportamiento en otra persona o grupo a través de la transmisión de un mensaje en un contexto en el que quien es persuadido tiene algún grado de libre elección”. De este modo, para que la persuasión ocurra, el receptor debería alienarse conscientemente con el mensaje del emisor.
En el contexto actual de la cultura de medios, rara vez un único persuasor intenta convencernos. Hay muchos que intentan convencernos. Por ejemplo, las marcas, que buscan que los destinatarios de los mensajes se identifiquen con sus productos.
Muchas veces la persuasión se logra no tanto por lo que se dice, sino por cómo se dice o cómo aparecen los mensajes a través de las imágenes mediadas. Esto es lo que ocurre con el respaldo científico de la publicidad. En los diferentes ejemplos analizados en el blog se puede observar que la persuasión deriva de la imagen del médico o del famoso que nos asegura que el producto es bueno para la salud.
Como nuevo método para persuadir, notamos que la opinión de un profesional es un método muy efectivo para el receptor de hoy. Si bien este tipo de publicidades puede ser más creíble que otras, tanto estas, como el resto de las publicidades, son igual de engañosas porque generalizan conclusiones que ni siquiera están comprobadas. Las publicidades que analizamos solo dicen "estudios científicos a nivel mundial..." cuando ni siquiera eso es comprobable. Cabe preguntarse, también, ¿en qué se basaron? Y además, si nos basamos en la teoría falsacionista, seguramente estos productos que prometen tanto, sean totalmente rechazados. Porque, seguramente, hubo personas que tomaron Actimel, pero aún así se enfermaron. Y esto, a nuestro entender, rechaza totalmente la afirmación de que "tomar un Actimel por día evite que te enfermes". Lo mismo con Vidacol, que "ayuda a reducir el colesterol". ¿Quién comprobó esto?
Es importante resaltar que, además de todo esto, es una fuerte tendencia hoy la de persuadir al consumidor a comprar un producto que NO tiene ciertos elementos. Por ejemplo, hemos visto en incontables productos el logo afirmando que el producto es "libre de grasas trans". Claro, pero también, seguramente, ese producto esté libre de vidrios, libre de tierra, y de carbón, pero no por eso se pone como publicidad. ¿Por qué persuadir con cosas que el producto NO tiene? ¿Y por qué persuadir a través de la omisión o la mentira?
Aunque regulable hasta un punto pero siempre generalizador y persuasivo, este es el sabido y ya viejo discurso de la publicidad.