En un primer momento, el discurso publicitario era esencialmente informativo. Se ofrecían productos genéricos y básicos. Luego de la Segunda Guerra Mundial, con el desarrollo del consumismo y la sobreoferta de productos, la publicidad privilegió la promoción de bienes masivos en los medios de comunicación de masas. Así pasó de la información a la seducción, utilizando un discurso más bien persuasivo. En una etapa posterior, se intensificó la oferta de servicios También se desarrollaron la publicidad de marcas y la comunicación política. Paralelamente, se produjo la segmentación por targets. Cada vez más se comunican mensajes a públicos específicos teniendo en cuenta su lenguaje y sus códigos.
De este modo, vemos como en la actualidad los contenidos simbólicos son de gran importancia. La publicidad se vale de una variedad de estereotipos, pautas de comportamiento, estilos de vida y una selección de valores. Es capaz de difundir y promocionar experiencias simbólicas y realidades intangibles para llegar a las conciencias individuales y adecuarse con el imaginario colectivo.
Tanto la publicidad como el marketing recurren a diferentes estrategias para promocionar sus productos y marcas. En un mercado altamente competitivo como es el actual, los productos nos ofrecen promesas similares: todos dicen ser el mejor, ofrecer las características más sobresalientes y satisfacer al máximo al consumidor. Debido a esto, es necesario que las marcas acudan a otros atributos para diferenciarse de la competencia. Es aquí donde entra en juego la temática del respaldo científico en las publicidades como una modalidad de comunicación que se utiliza mucho en nuestros días, tanto en Argentina como en otros países.
Para ser más creíbles, las marcas intentan hacer una explicación exhaustiva de sus productos desde lo científico. Se utilizan a médicos en las publicidades que avalan la calidad del producto y afirman que éste es totalmente saludable y que mejorará la calidad de vida del consumidor. Para el público, estos profesionales son una garantía de la calidad de la marca. Son creíbles porque son especialistas en la materia. Asimismo, figuran famosos respaldando científicamente al producto. Si bien ellos no son especialistas en la materia, su credibilidad está dada por su status social. Son personajes que revisten notoriedad, y que hacen que los potenciales consumidores se identifiquen con ellos.
A raíz de este fenómeno cabe preguntarnos hasta qué punto es verdad y hasta qué punto es mentira el respaldo científico. ¿Cuál es el límite?
De este modo, vemos como en la actualidad los contenidos simbólicos son de gran importancia. La publicidad se vale de una variedad de estereotipos, pautas de comportamiento, estilos de vida y una selección de valores. Es capaz de difundir y promocionar experiencias simbólicas y realidades intangibles para llegar a las conciencias individuales y adecuarse con el imaginario colectivo.
Tanto la publicidad como el marketing recurren a diferentes estrategias para promocionar sus productos y marcas. En un mercado altamente competitivo como es el actual, los productos nos ofrecen promesas similares: todos dicen ser el mejor, ofrecer las características más sobresalientes y satisfacer al máximo al consumidor. Debido a esto, es necesario que las marcas acudan a otros atributos para diferenciarse de la competencia. Es aquí donde entra en juego la temática del respaldo científico en las publicidades como una modalidad de comunicación que se utiliza mucho en nuestros días, tanto en Argentina como en otros países.
Para ser más creíbles, las marcas intentan hacer una explicación exhaustiva de sus productos desde lo científico. Se utilizan a médicos en las publicidades que avalan la calidad del producto y afirman que éste es totalmente saludable y que mejorará la calidad de vida del consumidor. Para el público, estos profesionales son una garantía de la calidad de la marca. Son creíbles porque son especialistas en la materia. Asimismo, figuran famosos respaldando científicamente al producto. Si bien ellos no son especialistas en la materia, su credibilidad está dada por su status social. Son personajes que revisten notoriedad, y que hacen que los potenciales consumidores se identifiquen con ellos.
A raíz de este fenómeno cabe preguntarnos hasta qué punto es verdad y hasta qué punto es mentira el respaldo científico. ¿Cuál es el límite?